lunes, 10 de marzo de 2014

¿Cómo elegir el cochecito?

¿Estás pensando en comprar un cochecito? Antes que en la marca, el modelo o el precio, pensá en cómo vivís. La clave, definir tus prioridades. 


Lo usaremos a diario o muy seguido, ocupará su lugar en la casa, nos acostumbraremos a sus mañas y, si elegimos bien, llegaremos a amarlo. Idealmente, querremos tener uno solo, sacarle provecho varios años y, tal vez, ¡un par de niños! 

Pensar en cómo vivimos nos dará una idea bastante acertada de las necesidades que deberá cubrir nuestro cochecito. Por ejemplo: Si nos gusta caminar o si necesitamos hacerlo, cuánto tiempo estamos fuera de casa, cómo son las calles que recorremos a diario, cuánto usamos el auto, cuánta ayuda tendremos o a dónde solemos ir de vacaciones.

No existe el modelo perfecto y, en principio, no tenemos más alternativa que elegir uno. Para eso, conviene establecer prioridades y luego, sí, aventurarse a mirar qué ofrece el mercado. Frente a un cochecito, podemos evaluar: 

Cuánto espacio ocupa. Calcular si entra en el baúl del auto o en el ascensor de nuestro edificio. Las casas antiguas suelen tener pasillos y aberturas más estrechas.

Cuánto pesa y cómo se pliega. En algún momento tendremos que salir a la calle con el bebé, sin ayuda, con su bolso, la cartera y el cochecito –como mínimo– y, además, subirnos a un taxi o a un colectivo. 

Cómo es el manillar. Si es rebatible, podremos ver a nuestro bebé todo el tiempo y, para algunas, esto no tiene precio. El manillar único o simple, a diferencia del doble, nos permitirá tener una mano libre mientras andamos (para hablar por teléfono o para sostener una puerta). 

Cómo son las ruedas. Si son grandes, podremos sortear veredas rotas, cordones altos, pasos a nivel y pasto o barro con mucha más facilidad que con ruedas chicas. Ojo con las opciones inflables. 

Cuánto se reclina el asiento. Fuera de casa, de día y de noche, nos encantará que nuestro pequeño pueda recostarse y quedarse dormido en el cochecito. 

Cómo es la capota. Si es bien amplia, será un alivio durante los días de sol, sobre todo si nuestro bebé nace en primavera o en verano. 

Las fundas. Los niños ensucian, ensucian y ensucian. Y así debe ser. Si somos fanáticas de la limpieza, ver que las fundas sean fáciles de sacar, lavar y volver a poner. 

El huevito. Si elegimos un cochecito en el que podamos montar el huevito, darle mucha importancia a la elección del segundo. Tiene que ser seguro y quedar bien calzado. 

El cochecito es una inversión. Por eso, siempre conviene probarlo, y sin timidez; en los locales están acostumbrados y, además, es un lindo momento para soñar con el bebé. No olvidar el mosquitero y, por último, una máxima que se cumple en casi todos los casos: calidad suele significar durabilidad y seguridad, ¡dos cuestiones super importantes! 

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1 comentario:

  1. A mi siempre me ayuda pensar: lo voy a poder cargar, doblar y guardar yo sola con un niño (o dos) gritando a upa o dormido? McClaren fue mi salvación

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