Los libros pueden tener un papel muy importante en la vida de los niños desde muy temprano. ¿Quién no recuerda cuando le leían antes de irse a dormir?
Los beneficios de la lectura son innegables (¡y está lleno de libros al respecto!). Estimulan la imaginación, divierten, relajan y enseñan de todo. Fortalecen el vínculo con nuestros hijos y son una fuente inagotable de entretenimiento: cada historia, cada ilustración puede releerse de mil formas diferentes.
Interesados en darles a sus niños una infancia
sana y feliz, muchos padres llegan ilusionados a las librerías para encontrarse
con cientos y cientos de opciones. ¿Cuál elegir? En términos de precio, por
suerte, hay de todo; muchos libros infantiles aún no son tan caros como los de
los adultos. Es un buen comienzo.
Luego, hay que tomarse el tiempo de mirarlos.
Si no nos encanta, no se lo leeremos a nuestro hijo. La edad sugerida en el
libro es importante, no pasarla por alto. La calidad también, porque los libros
son más delicados que otros juguetes, pero igual de necesarios e importantes.
Ir con el niño a la librería también es una buena opción, para observarlos y
ver qué eligen ellos.
Hasta los 18 meses, por ejemplo, a los chicos
les atraen los libros con texturas y con imágenes realistas que puedan asociar
con el mundo que los rodea. Coloridos y con ilustraciones que los sorprendan.
El texto, mínimo. Luego, hasta los 3 años, podemos introducir personajes,
narraciones breves y repetitivas o historias para ocasiones concretas (llegada
de un hermanito, dejar los pañales, etc.). Las imágenes con muchos detalles
tambien les gustan, porque pueden ir resignificándolas en forma constante.
Otra cuestión práctica: Los libros ocupan
lugar. Quizá podemos tener pocos, pero que incluyan varias historias con
diferentes ilustraciones, como una compilación de varios libros en uno. Estos
nos servirán si nos vamos de viaje, por ejemplo, y no queremos interrumpir el
hábito de los cuentos antes de dormir.
Por último, respetar al niño. Los libros están
asociados con el desarrollo cognitivo (concentración, vocabulario, etc.), y es
así. Pero cada pequeño tiene sus tiempos; quizá hoy no le interesen los libros
ni los rompecabezas y lo suyo sean los bloques o la pelota, ¡pero tal vez en
unos meses sí!
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