jueves, 22 de mayo de 2014

Una de juguetes

Los juguetes ocupan un lugar enorme en la vida de nuestros hijos. Algunas reflexiones e ideas sobre un tema que, solito, merece un blog entero.



A menos que la profesión lo requiera o que hayan nacido muchos sobrinos, antes de tener hijos muchas mujeres ni les prestan atención a los juguetes, salvo para hacer un regalo y en forma puntual. Cuando llegan los propios niños, sonajeros, peluches, bloques, autitos, muñecas, encastres y cuántas cosas más empiezan a asomar en cada rincón. 

Algunas mamás tienen preferencias o prioridades bien definidas sobre el tema; evalúan cada entretenimiento que ingresa a sus casas y toman una decisión al respecto. Otras, no. Y otras descubren muy pronto que no necesitan comprar juguetes para nada, porque los abuelos se encargarán de aparecer con uno nuevo todas las semanas. 

A la hora de comprar juguetes, algunos consejos: Elegir los que corresponden a la edad y evaluar que sean seguros; para ello, basta mirarlos con un poco de paciencia y detalle. Pensar que son para el niño (y no para nosotras), entonces, respetar sus gustos o sus elecciones. Si bien el mejor juguete no es el más caro, uno de buena calidad durará muchísimo más que uno de dudosa procedencia (el juguete “irrompible” causa un extraño orgullo entre las madres). 

Nos puede pasar de entrar a una librería o visitar una feria y ver un libro para pintar, un rompecabezas o una pavada que nos encante, nos parezca original y tenga buen precio, pero que quizá no sea para la edad de nuestro hijo, por ejemplo. Podemos llevarlo igual, guardarlo y buscarlo con entusiasmo cuando sea el momento o cuando querramos premiar un logro. 

Por último, ¿cómo evitar que los juguetes invadan la casa? De a poco, estos van ganando terreno hasta que llega un punto en que parece que se multiplicaran de noche, cuando dormimos. La Navidad o los cumpleaños solo agravan la situación. ¿Ideas? Les proponemos una: Si no queremos deshacernos de ellos, rotarlos. Es decir, guardar en una caja o en un ropero un grupo de juguetes y volver a sacarlos unos meses más tarde. A los ojos del niño, ¡se verán como nuevos!

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